Prepárate para leer una historia que cambiará para siempre tu forma de ver la vida.
Nací en una familia hermosa, me siento afortunada y agradecida porque siempre fui amada. Desde que estaba en la pancita de mamá, escuchaba sus canciones y mensajes amorosos. Sé que me quiso, me quiso desde siempre, con ese amor puro, completo e incondicional que solo una madre puede brindarle a bebé.
Crecí acompañada de sus caricias, de sus rezos y de sus cuidados.
Mi madre, la mujer mas hermosa y especial de toda la tierra; esa mujer que se hizo cargo de mí, que me abrazaba en cada despertar y me arrullaba en cada noche, de repente enfermó.
-¿Mamá que tienes?
No lo podía comprender. Mi madre, tan vivaz, tan fuerte, tan llena de amor y de vida, de repente no era ella. La veía triste, apagada, casi no se levantaba de la cama. Ya no podía hablar.
Durante esos días, me sentaba al lado de su cama y tomaba su mano. Me quedaba ahí horas tratando de tomar lo que quedaba de su presencia. No entendía qué estaba pasando, pero sabia que la madre que tanto amaba, estaba dejando su cuerpo y que nada volvería a ser igual.
Una noche, desperté muy ofuscada porque supe qué la muerte, ohhhh esa maldita muerte, vendría por mamá y se la llevaría lejos. Lloré como nunca antes había llorado.
-¿Cómo se supone que voy a vivir sin ella? Te odio muerte. ¿Porque me haces esto?
Y lo inesperado pasó. La muerte vino y se sentó en mi cama. No era para nada como me la imaginé. Pensaba en la muerte como un ser oscuro, feo y desalmado; que viene por la vida buscando víctimas a quienes llevarse al mas allá, despojándolos a ellos y nosotros de todo lo que mas amamos.
Pero, para mi sorpresa, el ser que vino a verme estaba lejos de ser oscuro y despiadado. Más se parecía a un ángel amoroso que a esto cruel y horrible que yo imaginé.
- Aquí estoy Camila, pregúntame todo lo que quieras saber sobre mi y sobre el mas allá.
Me sorprendió la dulzura y la calidez con la que este ser se acercaba a mí.
Entre lagrimas y sollozos solo pude decir… mamá…
Sentí como la muerte me rodeaba con su calidez, sentí mi cuerpo lleno de una luz que no conocía.
Mis lagrimas cesaron y ese dolor que no me dejaba ni respirar de repente se aplacó.
Sentí como si una burbuja de paz llenara mi cuerpo, mi mente y hasta mi espíritu.
- Entiendo como te sientes. Me dijo la muerte.
-Recibo reclamos como este a diario y por esto estoy aquí. En algún momento de la historia, los seres humanos olvidaron mi rol en la tierra y te quiero ayudar a recordarlo.
La miré con mis ojos como platos y este maravilloso ser de luz, iluminado, amoroso y magnífico me mostró una realidad que no conocía.
-Camila, este es el mundo de las almas. ¿Lo recuerdas?
- Wowwwww claro que lo recordaba, ¿cómo lo pude olvidar?
-Aquí está el alma de tu madre y aquí estás tu. ¿Ves cómo se gozaban desde entonces? Siempre se llevaron bien, había una conexión especial entre ustedes.
Es cierto, lo sentía en mi corazón.
-Las dos querían venir a la tierra. Esto de tener un cuerpo físico, visitar un planeta tan curioso y probar todas las bondades que la tierra tiene, resultaba encantador para ambos. Crearon historias juntas de cómo les gustaría vivir esta experiencia y que les gustaría aprender aquí. Estaban llenas de entusiasmo por venir.
Todo empezó a regresar a mi, recordé a mi madre no como mi madre humana, sino como este ser espiritual que cotidianamente llamamos alma, y … me recordé a mí. No como una niña sino como un ser sin tiempo.
-Muerte, ¿qué es ese lugar donde nos conocimos mamá y yo?
- Es muy simple Camila, es el origen. Es el lugar donde viven las almas. Verás, cada encarnación es una oportunidad que tiene el alma de aprender cosas nuevas. Cada cosa nueva que aprendes, te ayuda a reconocer quien eres y te acerca un poco mas a la divinidad, a la fuerza constructora que todo es. Aquí en la tierra lo conocen como Dios, un poco limitado para mi gusto…
La muerte sonrió.
Yo sonreí.
El origen, el hogar de las almas… lo pensé por un momento. Me sentía confundido. ¿Cómo es que podemos estar aquí y allá?.
Fue como si la muerte leyera mis pensamientos.
- Verás, Camilo; todo tiene un sentido y un orden. El alma es infinita en tiempo y en espacio. Está haciendo un recorrido por experimentarse a sí misma, para descubrirse. Dios - y volvió a sonreír- nos da a todos por igual la oportunidad de jugar a ser y a través de ese ser, despertar todos los dones suyos que están en nosotros y que solo esperan a ser descubiertos. Es como un juego, ¿ves? Cada experiencia que escogemos vivir, nos enseña a despertar un don o un conocimiento que creemos oculto o inexistente.
Mmmmm dije no muy convencida. Y pensé… pero, ¿qué tiene que ver esto con la enfermedad de mamá y con nunca volver a verla?
-¿Recuerdas cuándo mamá y tu planeaban su viaje a la tierra?
-No mucho en realidad… agaché mi cabeza con tristeza.
-Pues te ayudaré a recordarlo.
Y la muerte me transportó al lugar sin tiempo… ahí estábamos. No reconocía nuestro aspecto, pero sabia que éramos nosotros. Diseñamos todo un plan juntos, yo sería su hija y ella mi madre. Me amaría tanto en la tierra como me amaba en ese momento. No podía esperar a sentir y expresar el amor humano…
-Dicen que el amor humano es intenso y me sonrió. Más aún el de una madre por un hijo. Deseo tanto poder sentirlo. No me lo alcanzo ni a imaginar.
Los dos reímos complacidos.
Pero no estábamos solos, habían más seres ahí.
-¿Quienes son ellos? Pregunté a la muerte con curiosidad.
- Son sus guías. Me contestó.
- ¿Guias?
- Exacto. Dios no te mandaría a un planeta desconocido sin antes darte las herramientas necesarias para sobrevivir en el, ¿verdad?
Oh, claro. Me hizo todo el sentido. Y pues nuestros guías nos dijeron algo que aun no considerábamos.
-La experiencia humana es maravillosa. Sentirán y disfrutarán cosas que no existen más que en planos materiales. La comida es exquisita, el roce del agua y el calor del sol no tienen comparación. Sentirán amor, alegría, pasión y curiosidad por todo lo que los rodea. Pero, no pueden olvidar que la experiencia humana también viene acompañada de dolor.
- ¿Dolor? ¿Y eso qué significa?
En ese momento, mágicamente lo recordé. La experiencia humana se forma con momentos de dicha y de dolor, por igual. Me tomé un momento para asentar la información. La muerte fue paciente.
-Es parte del aprendizaje, me dijo.
Y entonces los vi, los seres oscuros también estaban sentados en la mesa con nosotros.
-¿Qué hacen ellos ahi? Pregunté asustado.
- Camila no tengas miedo, ellos también trabajan para Dios. Son los seres oscuros los que nos ayudan a crear la experiencia en la tierra. Si solo fuéramos a experimentar paz y armonía, mejor nos quedaríamos aquí, en el origen, ¿no crees?
Realmente no lo había pensado… pero me hizo sentido.
-Son las experiencias dolorosas las que más te enseñarán en este camino que escogiste tomar. Serán tus emociones tus guías y será el dolor tu maestro. La experiencia humana, viene con un gran reto, el aprender a amar.
-Pero, ¡si yo amo a mamá mas que a nada en el mundo! No puedo vivir sin ella, no quiero, ¡NO! ¡No te la lleves!
Recordé porque estábamos ahí. Y la muerte con su infinito amor y dulzura, volvió a calmar mis sollozos.
Regresamos al origen, a la mesa, al plan. Ahí lo vi, mamá estaba definiendo su tiempo en la tierra.
-¿Tan poquito? Le pregunté extrañado.
-¿Poquito para quién? Es el tiempo suficiente para vivir lo que quiero vivir en la tierra.
-¿Y qué es eso que quieres vivir?
-El amor y la familia. Ustedes serán sin duda lo más importante para mí.
-¿y porque querrías dejar tan pronto a tu familia? Ni siquiera seré adulto cuando te hayas ido.
-Fájate bien en el plan, todo tiene un sentido. Yo me haré cargo de la familia los primeros años, los cuidaré, los disfrutaré y luego enfermaré. Está raro ese concepto de enfermar, nunca lo había escuchado antes, pero parece ser una forma paulatina de regresar aquí. Si regreso de forma paulatina será mas fácil para ti recordar que regreso a casa. Ahora, como yo elijo estar con ustedes los primeros años de sus vidas, cuando me vaya, se quedarán con su padre y ahí él tendrá la oportunidad de acercarse más a ustedes y vivir ese amor. Él también lo quiere así.
Lo viviremos en momentos diferentes para no pisarnos los talones.
Mamá sonrió.
-Pero, ¿si es necesario hacerlo así? ¿No podrían simplemente quedarse juntos de principio a fin? - Volví a preguntar-
- Podríamos. -Respondió mamá- pero estamos eligiendo otra manera, una que nos enseñará a amar mas profundo, trascendiendo el cuerpo, el tiempo y el espacio.
Así que de eso se trata, de elegir de qué manera queremos aprender. Reflexioné un rato sobre esto, en silencio.
La muerte no se separó de mí ni un instante. Me sorprendió su paciencia.
-Entonces así lo elegimos…susurré.
-Así lo eligieron, confirmó ella. El dolor es parte de la vida, parte del contrato. Cuando estamos en el origen es difícil entender a qué venimos, todo lo vemos fácil desde arriba. No conocemos todavía el dolor de ninguna clase, esto es algo muy humano. Por eso lo queremos experimentar.
-Seria más fácil si lo recordaremos…
-Seria trampa sí lo recordaran. ¿De qué serviría la encarnación, si no la vivieran al 100%?
Tenia razón. Cuánta información. Mi cerebro iba a reventar, pero me sentía tan emocionado de entender que sucedía mas allá de lo que mi cuerpo humano podía percibir a través de los sentidos.
-Camila no tengas miedo. ¿Ves que tu madre y tu estaban juntas desde antes de nacer? Se separaron temporalmente una vez cuando ella viajó a la tierra antes que tú. En ese momento la despediste encantada, porque sabias que se encontrarían aquí, en esta experiencia que tanto planearon. Y ahora que ella regresa a casa, ¿porque no la quieres dejar ir?. Tu también regresarás a casa, cuando tu tiempo en la tierra termine y ahí se volverán a encontrar y podrían compartir todo lo que aquí vivieron.
Me caí al suelo de la impresión. Regresaremos a casa, al origen, los dos. Volveremos a estar juntos.
Me quedé sentado un rato pensando… y si volveremos a estar juntos, ¿porque siento todo lo que siento? El solo pensar que despertaré un día y mamá no estará, me estremece hasta los huesos.
La muerte de nuevo me vio y como si leyera mi pensamiento, me dijo:
-Cuando estamos en nuestra forma humana, lo único que existe es lo que podemos ver, tocar y sentir a través de los sentidos físicos. Y sí, un día despertarás y mamá ya no estará, al menos no fisicamente. El no poder tenerla como acostumbras, y disfrutarla a través de los sentidos, te hace creer que algo fatal ha sucedido y que la has perdido para siempre. Pero esto es un engaño, porque lo que existe en la realidad va mucho más de lo que humanamente podemos percibir desde los sentidos. Mamá seguirá existiendo, solo que ahora vivirá en un lugar distinto donde el cuerpo físico ya no es necesario.
Imagina que mamá fue de viaje. Si mamá estuviera por ejemplo de viaje en Japón, por supuesto que la extrañarías, no te cantaría en las noches, ni te abrazaría al despertar. Tal vez solo podrías verla por video conferencia o en fotos. Y aunque la extrañarías y mucho, no sentirías el dolor y la desesperación que sientes de pensar qué morirá.
¿Porqué crees que pasa esto? Pasa porque tenemos una idea equivocada de la muerte.
Si lo piensas bien, el morir es solo un viaje, solo que en lugar de ir a Japón, regresará al origen, donde también regresarás tu cuando tu tiempo sea el correcto. Por supuesto que no podrás verla en video conferencias, ni escuchar su voz por el teléfono, pero sí puedes seguir conectando con su alma. Recuerda que esa conexión está hecha entre ustedes desde antes de siquiera decidir venir a vivir esta experiencia en la tierra, por lo que, como te la podría yo quitar?
-¡Es cierto! No me la puedes quitar. Exclamé animado.
Nada de malo tiene el morir. Solo se trata de trascender de un espacio físico a un espacio más… digámoste espiritual -complementé-.
Muerte -pregunté- ¿y qué hago cuando extrañe a mamá?
- Ves que he venido a visitarte, ¿verdad? Aún sin tener un cuerpo físico que me soporte aquí en la tierra, estamos conversando y compartiendo. Así mismo podrás hacerlo con mamá cuando trascienda. Cierra tus ojos, pide su presencia, conecta con ella de alma a alma. Siéntela, no con tus sentidos físicos, sino con tus sentidos espirituales.
Asentí con la cabeza silenciosamente. Si estoy hablando con la muerte, no veo razón por la que no pueda hablar con mamá también.
-Muerte, y … ¿mamá dejará de sentir dolor? ¿Volverá a ser lo que era?
-No volverá a ser lo que era, ¡será alguien mejor! -Exclamó con entusiasmo -. Todo lo que aprendió en esta encarnación, lo llevará de regreso con ella. En alma integrará esta experiencia y expandirá su energía. Tendrá un mayor conocimiento sobre el amor, que era lo que buscaba y lo compartirá en sus próximas experiencias.
-¿Próximas experiencias? Sentí que mi quijada llegaba al piso.
-Camilo, ¿no creerás que las experiencias del alma están limitadas a una sola vida, verdad?
-NO?
-Mmmmm por supuesto que no. El alma es infinita y de forma infinita se sigue expandiendo a través de las experiencias que vive. ¿Porque crees que mamá eligió un tiempo tan limitado aquí en la tierra? Porque tiene más planes en puerta. Esto es lo que lo que necesitaba para aprender una pequeña parte del conocimiento sobre el amor… pero sí el amor es…. digámosle Dios -volvió a sonreír- ¿cuantas experiencias crees que necesita un alma en desarrollo para poder abarcar todo lo que significa el amor?
Creo que infinitas viene a lugar -sonreí confundido-.
-Infinito sería lo más cercano a tu conocimiento sobre Dios.
Es un largo camino el que nos espera, pensé.
-¡Es un camino maravilloso! Es importante que sepas Camila, que la vida no empieza ni termina aquí.
Volví a quedarme en silencio pensando. Pensé en mamá, en su enfermedad, en su dolor. En lo que viene para ella, en lo que viene para nosotros. Aunque sepa que ella seguirá su camino, mi corazón se arruga al pensar que lo hará sin mí. Pensé que estaríamos siempre juntos.
-Muerte, ¿cómo será la partida de mamá? ¿Cómo se vive el regreso a casa?
-Nacer y morir son eventos mas similares de lo que imaginas. Cuando decides venir a la tierra, los seres encargados de llevar a cabo el plan, ya tienen todo listo para que tu llegada a la tierra sea lo más parecido posible a lo que diseñaste. Alguien te recibe en la tierra, te nutre, te enseña y te da las herramientas que necesitas para sobrevivir por tu cuenta. Así mismo, cuando morimos, alguien nos recibe del otro lado y nos guía en el transito.
Verás, cuando venimos a la tierra somos seres espirituales, una parte del alma que está compuesta por varios cuerpos espirituales que conforman su energía, se desprende para emprender el viaje de la encarnación. A ese pedacito del alma, lo robustecemos con la información que necesita para vivir en la tierra, toda esa información que han acumulado tus ancestros, en palabras sencillas, la familia en la que elegiste nacer. A esta información la llamamos cuerpo mental. Así mismo le damos al alma otra herramienta adicional, el cuerpo emocional, para que pueda sentir de forma independiente todas las emociones humanas. Y por ultimo, le proveemos el cuerpo físico, para que pueda existir en la materia.
Cuando morimos, es decir cuando emprendemos el camino de regreso al origen, vamos a tener que irnos desprendiendo poco a poco de todos estos elementos que nos dieron para esta experiencia.
Primero, nos despedimos del cuerpo físico. Mamá está en este proceso ahora.
Luego, nos desprendemos del cuerpo emocional, y vaya que es una labor bien difícil. Desprenderse del cuerpo emocional implica dejar atrás todo lo que amamos, TODO. Si lo ves de esta manera, hoy te estas despidiendo de mamá y cómo duele, ¿verdad? Ahora imáginate despedirte de todo lo que conoces y amas.
-Ohhh -exclamé preocupada- ¿y eso cómo lo podemos hacer?
-No es una labor nada sencilla y requiere de mucho amor y mucha comprensión. Cada pérdida que tenemos en esta vida, tiene como función enseñarnos el desapego.
-¿Desapego? ¿y eso qué es?
-Es la capacidad de amar con la conciencia superior del alma, entendiendo que los lazos que nos unen, van más allá de este tiempo, de este espacio y de los sentidos humanos. Cuando amamos desde el desapego, entendemos que no necesitamos tener a la otra persona aquí para seguirla amando. El amor trasciende.
Cada perdida nos recuerda que todo aquí en la tierra es temporal, nos enseña a fluir con la vida y a confiar en el plan. Pronto te despedirás de mamá y descubrirás que el amor trasciende. Que no hay tiempo ni distancia para amar. Aquello que amamos permanece en nosotros como una huella que nada puede borrar.
-¿y cuándo yo muera?
-Te llevarás como huella indeleble todo lo que amaste en la tierra, todos los momentos que viviste y todo lo que aprendiste.
-Y entonces, ¿cómo me puedo desapegar?
- Lo haces desde el amor, permitiendo que mamá siga su camino de evolución con tranquilidad y sin ataduras; y así mismo tu continuarás el tuyo.
Mamá necesita saber esto -pensé-.
-¡Tienes toda la razón! Exclamó la muerte emocionada. Habla con mamá, susúrrale en el oido que tú entiendes lo que esta viviendo y que no debe preocuparse. Déjale saber que tú la amas, que siempre la amarás, que la llevarás en tu corazón como huella indeleble. Que siempre recordarás su amor, ternura y dedicación. Y así mismo, con todo tu amor la apoyas para que siga adelante en su camino. Dile que no debe detenerse por ti, que tú sabes y entiendes que irá de regreso al origen, a cumplir todos los planes que ha diseñado para su expansión.
Cuéntale que tu también seguirás tu camino, con todo lo que ella te ha enseñado. Déjale saber que el amor trasciende y que ustedes dos seguirán conectados desde un lugar mucho más permanente que la tierra, desde sus almas.
Escucharlo le ayudará a recordar y le permitirá disolver con mayor facilidad su cuerpo emocional.
Verás, los seres humanos necesitamos que nos recuerden esto. Necesitamos que nuestros seres queridos nos recuerden que estarán bien sin nosotros. Necesitamos que nos recuerden que todo hace parte del plan.
Con ese conocimiento y el permiso de ustedes, sus seres amados, ella podrá soltar lo que la ata a la tierra desde la parte emocional y se liberará.
-Hablaré con mamá…
-Si, pero espera. Recuerda que aun falta el cuerpo mental. Ese que trae toda la información de generación en generación. Ese chip que trae todo el conocimiento que necesitas para sobrevivir en este mundo material.
-¿Y qué haces con ese conocimiento?
-Lo heredas. Cuando un alma sube otra baja. El conocimiento no se pierde, se complementa y enriquece cuando pasa de mano en mano. Esto aplica también cuando estás vivo, aprende desde ahora a compartir todo lo que tienes, todo lo que sabes y todo lo que eres. Sé parte de la expansión de tu propia alma y del alma de quienes vienen a compartir este mundo contigo.
-No me gusta compartir mis juguetes favoritos. Pensé en silencio y miré hacia el piso.
-La muerte sonrió y de inmediato exclamó: Imagina lo feliz que te hace tu juguete favorito. Compártelo y otro niño será igual de feliz que tú. La felicidad se multiplica al compartir.
Sonreí mas animada y pensé, compartiré a mamá con otros mundos. Así como me llenó a mí de amor y alegría, ella seguirá compartiendo su esencia donde vaya.
-Muerte, ¿y qué pasa cuando ya soltaste tus cuerpos físico, emocional y mental?
-El alma toma sus cuerpos espirituales con el conocimiento de esta vida y lo lleva de regreso a su ser, integrándolo. Así, con cada encarnación hasta lograr lo que todos anhelamos, convertirnos de nuevo en la fuente, en el todo, regresar a Dios.
-¿Tú también, muerte?
-Yo también. Yo elegí acompañar a los humanos en su camino de regreso al origen, así también puedo experimentar el amor desde diferentes perspectivas. Cada humano tiene la suya. Ver el amor desde todas las ópticas me ayuda a construir mi propia experiencia.
Entonces tu no eres mala como yo pensé, solo estás aquí para aprender y ayudarnos a trascender de un mundo al otro…
-Así es, no puedes catalogarme como buena ni como mala. Solo soy y hago el trabajo que me ha sido encomendando para ayudarlos a trascender y así mismo, cumplir mi propio plan de desarrollo y expansión.
-Muerte, ¿tu también tienes un plan?
-Todos lo tenemos. Dios nos hizo a todos por igual, con libre albedrío para escoger cómo nos queremos reconocer y desarrollar. Tu elección fue ser humano, la mía, ser ese puente entre los mundos.
- Muerte, y… ¿qué hay en el origen? ¿Cómo son los otros mundos? ¿Podré seguir viendo a mamá cuando haya muerto?
- Muchas preguntas Camila - sonrió la muerte amorosa-. Cuando el ser humano se desprende de la vida, y esto quiere decir que se desprende de sus cuerpos físicos, mental y emocional, deja de lado las limitaciones que existen en el mundo material. Aquí en la tierra ustedes los humanos necesitan estructura, tiempo, espacio, porque desde su cuerpo físico es denso y la densidad es lenta al actuar. Entonces, cuando te desprendes de todo eso que solo te sirve aquí en la tierra, vuelves a ser libre. Desde el alma puedes ir de aquí a allá sin limitaciones de tiempo y espacio. Es difícil entenderlo con la mente humana porque fuera del mundo material no hay mente lineal. Todo es el todo.
- Observé sin decir nada… porque nada entendía de aquello que escuchaba.
- Río la muerte al ver mi expresión. - Pongámoslo más sencillo. Cuando mueres, ya no necesitas nada de lo que necesitabas aquí. Tú puedes llorar por mamá, reclamar a Dios su ausencia, enojarte con el mundo y con la vida… y que sentirá mamá? Solo te verá con amor y comprensión desde su alma, porque en ese estado las emociones humanas no reinan. El apego humano no existe, el dolor humano ya se ha desvanecido.
- Y entonces, mamá me olvidará? Exclamé con mis ojos llenos de lagrimas.
-A lo que contestó la muerte:
- ¿Olvidas que se conocían desde antes de venir a este mundo? La vida no empieza ni termina aquí Camilo. Yo solo la ayudaré a transitar, pero ella no desaparecerá, seguirá viva en su esencia; y por su puesto que puedes llamar esa esencia cuantas veces quieras.
Y la muerte tomó mis manos y me pidió cerrar los ojos. Respiré, tranquilo y profundo. Y así conecté con otros lugares, con otros mundos. Colores, personas, almas, energía. Todo está conectado. ¿Cómo lo pudimos olvidar?
-Y así de sencillo es conectar, me dijo ella tranquila. Cuando quieras hablar con mamá, solo cierra tus ojos y conéctate con su energía. Ella vendrá, su alma es libre. Puede estar donde quiera cuando quiera. Su cuerpo físico que es lo que conoces ya no le servirá mas, pero su energía y su esencia vivirán por siempre.
La extrañaré tanto… pensé de nuevo.
-Así es, la extrañarás y dolerá. Es inevitable. Al principio, parecerá mentira. La esperaras en tu cuarto cuando amanece y llorarás cuando no llegue. Sentirás un vacío enorme en tu pancita y en tu corazón. Te sentirás enojado cada vez que no tengas a quien acudir y nadie podrá reemplazarla. Llorarás cada vez que la extrañes y te sentirás profundamente triste cuando sepas que no podrás compartir con ella algo importante de tu vida. No te culpes por eso. Entiéndelo y exprésalo como algo natural. El dolor te hará crecer, te enseñará un mundo nuevo. Te hará fuerte y más independiente. Y sabes qué? Honrarás la vida de mamá con cada acto que hagas, porque ella es parte de ti. Todo lo que ella sembró en ti, tu cosecharás en tu vida. Vivirás de acuerdo a lo que ella te enseñó, estará presente siempre en ti. Si lo entiendes, Camila?
- mmmm creo que si… y como sabré si lo estoy haciendo bien? Si mamá se sentirá orgullosa de mí?
-La muerte volvió a sonreír, siempre tan paciente y amorosa. Me llenó de nuevo de una luz tan pura que apagó todos mis sentidos.
- Te equivocarás Camila, no esperes hacer todo bien siempre. ¿Cómo puedes aprender si no cometes errores? Vivirás tu vida con lo que ya sabes, y en la medida en la que vivas aprenderás cosas nuevas, cosas que tal vez nadie te pueda enseñar con palabras. Sigue tu intuición y no olvides que este es el camino, para eso estás aquí. Y cuando te equivoques, pide guía a mamá, verás como ella llenará tu corazón de amor. Ella entiende, ya fue humana.
- Es verdad muerte. Gracias por venir - dije desde lo mas profundo de mi corazón, donde podia sentir un agradecimiento mágico.
Mis ojos seguían llenos de lágrimas, pero ya no sentía miedo. La muerte me ayudó a entender la vida. Compartiré con mamá cada segundo, le demostraré lo que aprendí de ella. Le entregaré mi dulzura, la llenaré de canciones, de caricias, de amor, así como ella hizo conmigo desde su pancita. Nunca olvidaré su rostro, ni su risa, ni todo lo que es para mí. La guardaré en mi corazón, porque ella seguirá viviendo en mí, en lo que yo soy… y cuando esté triste, recordaré que volveremos a estar juntos porque la vida no empieza ni termina aquí.
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